lunes, 5 de agosto de 2013

SEBASTIÁN ROA CONTESTA A NUESTRA ENTREVISTA PARA AUTORES

CUESTIÓN DE ESCRIBIR NOVELA HISTÓRICA: HOY CONTESTA… SEBASTIÁN ROA






1.-Preséntate tú mismo a tus lectores.
Pues soy una especie de nómada que, por razones laborales, ha recorrido España con su familia a cuestas. Me encanta mi país y su historia, y soy un poco dado a dejarme llevar por la imaginación. De ahí que me guste leer y de ahí también que haya descubierto en la escritura una forma de potenciar la vida. Eso significa que escribo por placer y que mi primer destinatario soy yo mismo. También significa que intento llevar al límite la experiencia de escribir. En todos los sentidos.



2.-¿Cuándo escribiste tu primera historia?
Era un crío, no recuerdo la edad. Un relato sobre un gorrión que vive feliz en invierno pero en primavera, cuando llegan los vencejos, tiene que competir con ellos por la comida. Una pena haberlo perdido. Aún escribí alguno más de inocencia semejante. Aventuras y reencarnaciones en el antiguo Egipto y cosas así. Lo siguiente fue unos veinte años después: un relato titulado El fregadero que cabalga entre lo policíaco y el terror. Anda por ahí, en esas redes de Dios. A partir de ese, no pude parar.

3.-¿Cómo recuerdas los comienzos de tu profesión de escritor?
 Me temo que aún no he llegado a ser escritor, y mucho menos a hacer de ello mi profesión. Mi concepto de «escritor» es muy restrictivo y no incluye a la inmensa mayoría de quienes se consideran escritores. De momento me conformo con ser autor de mis obras y con cobrar mis derechos por ello. En cuanto a la profesionalidad, soy un profesional, pero de otro campo. De hecho, en torno a la escritura viven unos cuantos profesionales (editores, agentes, distribuidores, libreros…) y unos pocos, poquísimos autores, a algunos de los cuales podría considerar escritores profesionales. Quién pudiera llegar a ser uno de estos últimos. Volviendo al tema: recuerdo mis comienzos como una afición muy grata e ilusionante: prácticamente lo que sigue siendo.

4.-¿Has podido, en algún momento de tu vida, vivir de la escritura?
Ni por asomo. Tengo muy claro que se trata de poco menos que un sueño. Si algún día me planteo en serio ganar los garbanzos de esto, procuraré hacerme distribuidor o montar una librería. Por lo demás, los beneficios que saca un autor son mínimos, incluso patéticos, sobre todo comparados con los de otros intermediarios y arrimados al negocio editorial. Y a eso hay que restar el porcentaje del agente, el mordisco de Hacienda y los gastos inherentes al proceso de escritura y a la promoción. Total: lo comido por lo servido o, más bien, a palmar pasta.

5.-¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?
De muy jovencito empecé a leer las novelas de bolsillo de Bruguera, esas que escribían autores españoles con cantosos pseudónimos anglosajones, y que se cambiaban en el quiosco a cinco o seis pesetas. Terror y Ciencia Ficción sobre todo. Era lo que había en mi casa. Mi primera gran lectura llegó en clase de literatura en B. U. P., fíjate tú. El camino, de Miguel Delibes. Sensacional.

6.-La inspiración siempre es esquiva, o no. ¿Tienes algún método o rutina para que no falte a la hora de escribir?
No tengo muy claro qué es la inspiración. Yo preparo mis obras de forma bastante prosaica, nada de mirar al vacío durante horas a la espera de que me visite una musa. Trabajo mucho en el planteamiento de la trama, casi como si fuera algo matemático, y también invierto un montón de horas en preparar los personajes y su evolución de forma previa a la escritura propiamente dicha. Es una labor paralela a la documentación, algo así como invertir medio día en proteger techo, suelo, puertas y ventanas con cinta de carrocero para luego, con cuatro brochazos, pintar las paredes sin temor. Cuando me pongo a escribir, tengo todas las herramientas a punto y toca disfrutar. No sé qué es eso de la página en blanco.

7.- Reseña, sin humildad, tus libros mejor escritos.
Mi libro mejor escrito siempre será el último. O eso espero. En este caso se trata de La loba de al-Ándalus. Una obra compleja, con protagonismo compartido y un trama muy, muy trabajada. Con un tema clave de nuestro pasado y, sin embargo, de plena actualidad. En esta novela rescato del olvido al rey Lobo, un personaje lleno de matices e injustamente relegado por las crónicas, y la invasión almohade, para mí el episodio más épico de la edad media española. Me deleito en las escenas de intriga, de erotismo y, cómo no, de acción. Creo que es una obra idónea para que el lector disfrute, se emocione y reflexione sobre nuestros orígenes. 


8.-¿A qué personaje de tus novelas te gustaría dar vida?
Pues a veces me gustaría ser tan valiente como el Blasco de Exea de Venganza de sangre, pero creo que me adaptaría mejor a la buena vida del Abú Amir de La loba de al-Ándalus. Tengo claro que no me gustaría ser el Diego de Marcilla de El caballero del alba. La edad media era una época muy dura para según qué personajes.

9.-¿Crees que el negocio editorial va por buen camino?
Difícil decirlo. Creo que está amenazado por la oleada masiva de publicaciones y el correspondiente bajón en la calidad, así como por la revolución digital y la piratería salvaje. Pero pienso que se adaptará, buscará la financiación donde haga falta (solo hay que ver cómo las grandes editoriales publican a famosetes y lo mucho que estos venden, así como las campañas de diseño de best-sellers) y los mecanismos del mercado acabarán con la hipertrofia en la publicación. Una especie de selección natural que permitirá que los buenos autores, los autores rentables y los autores buenos y rentables sigan adelante, y los demás sean arrastrados por la marea del descontrol. Lo que más miedo me da es la piratería, desde luego. Cuando a un cantante lo piratean, siempre le quedan los espectáculos en directo. Un novelista lo tiene más crudo. También me atemoriza la crisis de valores y la involución de nuestra sociedad. Autor y lector son las únicas piezas imprescindibles de todo este sarao. Si uno de los dos falla…

10.-¿Cómo compatibilizas tu vocación con tu vida particular?
No muy bien. Aunque he llegado a renunciar a parte de mi sueldo para disponer de más tiempo para escribir, siempre hay otros asuntos que requieren mi atención. Durante años me he tenido que conformar con escribir los fines de semana —y no todos—, o aprovechar las vacaciones para impulsar mis novelas. Desde luego, lo de escribir a diario no deja de ser una utopía.

11.-¿Cuál es tu peor manía a la hora de escribir?
Sin duda, la fuerza que adquiere la costumbre. Me da igual el momento, pero necesito escribir en mi sitio, con mi material de apoyo, con mi procesador de textos. He probado a hacerlo en otro ambiente o con otros medios y no es lo mismo. Soy esclavo de mi liturgia.
12.-Indícanos un autor predilecto anterior al s.XX que te haya convencido como   lector y como escritor.
Siempre Homero —o quien quiera que sea el o los tipos que crearon bajo esa identidad—. Es casi imposible no descubrir, en cualquier novela de cualquier época y de cualquier autor, una referencia, siquiera inconsciente, a lo que Homero, sus historias o sus personajes representan. Una vez incluso me permití hacerle un homenaje en el principio de una de mis novelas, Venganza de Sangre.

13.-¿Ebook o en papel?
Papel, por supuesto. Encuentro muy práctico el ebook para ciertos aspectos relacionados con la documentación, pero me gusta ver las novelas alineadas en mis estanterías, disfrutar de las buenas portadas, fardar de las dedicatorias de sus autores, moverme a lo largo de la obra para consultar un mapa o un glosario sin perder comba… Y luego está el tacto, claro, y todo el resto de detalles emocionales. Por no hablar de que el ebook, no malo en sí mismo, ha abierto campo a la piratería en cantidades industriales.


 14.-¿Qué relación te une con Granada?
Hay cosas que te hacen sentirte orgulloso de ser español. Nuestras lenguas, nuestra historia, nuestra gastronomía…, nuestras ciudades. Hay ciudades españolas que te suben la autoestima con solo callejearlas u oír hablar de ellas a cualquier turista. Salamanca, Santiago, Toledo, Ávila, Oviedo, Gerona… ¿Qué decir de Granada? Granada es la decana. Una inmejorable representante de todo lo que fuimos y de lo que somos.

15.-¿Qué te traes, actualmente, entre manos?
Estoy con la revisión de última ensalada medieval y, al mismo tiempo, empiezo a documentarme para la siguiente. Entre los siglos XII y XIII concretamente. Y hasta aquí puedo escribir, je, je.

16.-Recomienda un libro para este verano.
El final del ave fénix, de Marta Querol. Lo leí no hace mucho y me gustó, tanto por contenido como por el estilo de la autora. Podemos considerarlo en cierto modo como novela histórica aunque, como pasa con todo buen libro, el concepto no resulta excluyente.

17.-¿Qué es para ti la novela histórica?
Como término, una mera convención de carácter más editorial que literario. Me gusta novelar y leer novelas y, causalmente, encuentro contextos atractivos en tiempos pretéritos. Cada vez me atengo menos a definiciones y a límites. Como mucho acepto que se trata de novelas ambientadas en un pasado reconocible y que respetan en lo esencial la verdad histórica, pero sobre todo son eso: novelas.

18.-¿Qué te has dejado en el tintero?
Una novela criminal que hace tiempo empecé y que nunca abandono del todo, pero en la que tampoco avanzo. Siento que debería adentrarme en el género, pero no consigo vencer el rechazo —algo irracional— que me causa.

19.-¿Existe algún libro que no te hayas atrevido a leer? ¿Puedes decirnos cuál y por qué?
Me atrevo con cualquiera. Cosa distinta es que tenga el valor de acabarlo, claro. Algunos los he tenido que arrojar al rincón para dejar de perder el tiempo. Pero no te diré cuáles. Sus autores podrían leer esto y hacerme vudú.


20.-¿A qué escritor te gustaría que enviáramos este cuestionario?  
A Santiago Posteguillo. Siempre se aprende algo de ese hombre, te lo aseguro.

JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA DE GRANADA

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