jueves, 30 de marzo de 2017

CAROLINA MOLINA NOS PRESENTA SU NOVELA: CAROLUS

1) Entre tu primera novela «La luna sobre la Sabika» y la última «Carolus», salida recientemente, han pasado quince años, qué crees que ha cambiado en el mundo del libro desde entonces. 

Ha cambiado mucho, tanto que se puede decir que ha habido una revolución del sector editorial. El libro electrónico, la piratería, la autoedición y la crisis económica y de valores que han llegado después han afectado al mundo del libro. La oferta es muy grande, no siempre esto quiere decir que sea mejor, pero hoy con todo este negativismo que vemos en librerías y editoriales hemos unido fuerzas y ahora me parece que los escritores están más unidos que nunca y con un proyecto común. Las redes sociales han dado voz a todos ellos y ahora sabemos qué es lo que nos preocupa.

2) Cuéntanos qué o quién te impulsó a escribir. 

No lo sé muy bien. De pequeña tenía dificultades con aprender a leer y yo misma me encerraba en mi cuarto a practicar. Mi primer libro fue «Mujercitas» y me impresionó el personaje de Jo March. Un buen día mi padre compró una máquina de escribir, una Olivetti del 68 que aún conservo. Tendría yo nueve años, empecé a aporrearla y me di cuenta de que era muy sencillo escribir historias como hacía Jo. Fue algo instintivo, ya nunca más me separé de la Olivetti y luego del ordenador.

3) ¿Cómo se llama tu nueva novela?

Se llama «Carolus » con el subtítulo: «En el Madrid de Carlos III nada es lo que parece»

4) Dinos, lo más resumido que puedas, cuál es el tema central de tu novela, en qué tiempo se desarrolla y qué has querido transmitir con ella.

Cuenta la historia de dos hombres granadinos, Lorenzo de Elvira y Gil López que tienen que huir de Granada y de dos burgalesas, la marquesa de Valdivielso y Dorita que salen de su ciudad para llegar a Madrid. Ambas parejas coinciden con la proclamación de Carlos III como rey de España. A lo largo del reinado de Carlos III estas dos parejas sufrirán mucho cambios, divertidos, diferentes e inesperados. Carlos III es uno de los personajes centrales pero también lo son Madrid y Granada como ciudades que describo con su imagen del siglo XVIII y en donde recreo la vida cotidiana de ese momento.

5) ¿Se ha publicado en papel o en digital? Dinos con qué editoriales y no dudes en poner su página web para que podamos conocerlas.

Se ha publicado por Ediciones B, también en digital. http://www.edicionesb.com/catalogo/libro/carolus_4354.html

6) Sigamos con tu experiencia como escritora, cuéntanos qué técnicas o trucos usas para escribir tus novelas. ¿Eres de las que se documenta exhaustivamente, de los que lo tienen todo bien atado antes de escribir o prefieres la espontaneidad?

Un poco de todo, el principio siempre tiene que estar bien atado, con una estructura histórica que te sirva de guía pero luego los personajes toman forma y se rebelan, esto es totalmente cierto, a veces no sabemos cómo va a transcurrir la historia hasta que no te pones a escribir. Escribir en una profesión en la que adquieres experiencia con la disciplina pero también necesitas de inspiración pues es, por encima de todo, creatividad.


7) Preséntanos a tus personajes preferidos. ¿De cuál de ellos te has enamorado?

Entre los personajes ficticios están las dos mujeres, la marquesa de Valdivielso y Dorita, que son contrarias en todos los conceptos. Una es frívola y la otra es pura razón y responsabilidad. Ambas me resultan muy cómicas. Pero el personaje que más me ha encandilado es Carlos III, tiene una personalidad apasionante que desconocía que tuviera.

8) Las ideas surgen como chispas, a veces nos vienen cuando menos nos lo esperamos. ¿De dónde partió la idea de escribir esta historia?

Me sentía presionada por mi entorno, querían que escribiera sobre Madrid y buscando lo mas madrileño que pude, que era la fuente de La Cibeles y la Puerta de Alcalá, di con Carlos III. Encontré grandes posibilidades literarias en recrear su vida y los acontecimientos que tienen lugar en su reinado, varios de ellos con Granada como protagonista, como las falsificaciones de Juan de Flores o la catalogación de las Antigüedades Árabes de España.

9) ¿Por qué crees que esta novela merece ser leída?

Todas las novelas merecen ser leídas, pero esta aporta una originalidad a las mías anteriores y es su carácter picaresco y desenfadado. Está escrita para que podamos sonreír sin que por ello dejemos de disfrutar de una novela histórica.

10) Déjanos abrir boca. ¿Nos permites leer un trocito de ella? 

« Se levantaba el monarca a las seis menos cuarto avisado por su ayuda de cámara, fuera el día lluvioso, cálido o gélido, fiel siempre a sus costumbres de no alterar las horas.

Acompañado de su médico, de su boticario y cirujano se lavaba sus partes visibles y dejaba vestirse por sus sirvientes, siempre con buen ánimo y con algún chascarrillo, si era necesario. Sus trajes eran invariablemente del mismo color o muy parecido para facilitar la elección, si acaso y si la situación lo exigía, introducía el sastre algún botón de preciosas piedras, pero no más. Siempre iba con gorro, más no dentro de palacio, con peluca sí. Y así ataviado se desayunaba dos jícaras de chocolate, que era gran vicio el que tenía.

Lleno el estómago pasaba a oír misa y al terminar las confesiones, ya eran quizás las siete, momento para visitar a sus hijos y esposa, ahora más relajada y vestida para ser vista por todos. 

El encuentro le animaba a empezar la tarea regia, que era siempre de ocho a once y muy concentrado se dedicaba a España desde su gabinete, bien hablando con los ministros o con los consejeros o con ambos. Y si estos se desmandaban en el habla o demoraban las contestaciones no lo permitía, porque había que seguir el orden de las cosas, aunque fueran importantes porque más relevante era el tiempo que marcaba el reloj.

Después prefería hablar con el Príncipe de Asturias, su hijo, que aunque no muy avispado necesitaba apoyo moral para, seguidamente, pasar a recibirlo él por su confesor, fray Joaquín Eleta.

Tanta actividad le daba mucha hambre pues aunque flaco desde la niñez tenía robusta el alma y tanta reflexión le consumía la esencia de los alimentos desde por la mañana.

Así que llegaba el medio día y se producía el espectáculo. Cierto era que no le gustaba tanta payasada pero a los súbditos hay que tenerlos contentos y como se divertían…qué le costaba a él seguir la moda. 

Le ponían un huevo, lo primero, pasado bien por agua. Un lacayo le entregaba una cucharilla reluciente y con ella clic clac, clic clac, daba golpecitos muy certeros a lo largo de la cáscara hasta conseguir introducir la cucharilla en sus tiernas carnes haciéndolo más famoso que el que fuera de Colón. 

Desde el primer día en que lo realizara los lacayos, criados, consejeros y allegadizos que tenían obligación de estar presentes le aplaudieron con sumo gusto la extravagancia, tomando como costumbre tamaña estupidez cada día del año. El pobre monarca, al que no le gustaba nada tanta pérdida de tiempo, se conformaba al menos con servir de distracción a sus muchos hijos y consentía, como padre benévolo y hacedor.

─Qué poder tiene un solo huevo…─reflexionaba─ ¿Veis, querida Amalia? ¡Con qué poco se conforman! ¿Pues no me agradecerán más adelante que les limpie las calles y les levante monumentos a la sapiencia ilustrada? »

viernes, 24 de marzo de 2017

TEATRO GRAN CAPITÁN


Granada, 25 de septiembre, 1927.

El friso de la cornisa que remata la cabecera del templo del monasterio de San José junto a otras cubiertas anexas del mismo convento, por dicha idénticas a las que vemos en nuestros días, nos revelan incontestablemente que este combate pugilístico tuvo lugar en la fecha arriba mencionada justo en el vecino teatro Gran Capitán, hoy desaparecido y por entonces con ocho años de andadura desde la fecha de su inauguración, en junio de 1919. Dado que nunca llegó a techarse el núcleo del aforo central reservado al patio de butacas con una cubierta de fábrica estable, imágenes como ésta de algunos de los espectáculos celebrados en su interior dejaban perfectamente visibles parte de los edificios próximos de más altura como los situados en la inmediata plaza de las Descalzas. El alveolo que había dejado vacío el deplorable desmonte y desmantelamiento de la Casa de los Córdova de esta su originaria ubicación fue aprovechado rápidamente por el nuevo propietario del histórico inmueble, don Ricardo Martín Flores, para acrecentar con este nuevo coliseo sus conocidos negocios en nuestra capital destinados al ramo del ocio y, sobre todo, a la explotación comercial del más innovador y prometedor de los espectáculos de nuevo cuño como el del cinematógrafo, ya iniciada por este mismo empresario en 1914 con la construcción del cine Regio en la vecina calle Escudo del Carmen. Por lo que respecta al origen, ciertamente poco infausto, de este nuevo teatro se encuentra igualmente complicado en la vorágine de una crisis que estalló en nuestra ciudad al comienzo de ese mismo año que lo vio nacer, los turbulentos y luctuosos sucesos de febrero de 1919. Al promotor y padre de la criatura, el señor Martín Flores, cuyos cargos y militancia política le habían costado el saqueo de su cine Regio en lo más crudo y violento de los motines de dicho mes, no se le ocurrió otro medio de congraciarse con las desempleadas e iracundas masas obreras que hacerse con la propiedad del antiguo y deshabitado inmueble con vistas a ésta y a otras miras de aprovecho lucrativo más personal. Por una parte, con el noble propósito de aliviar el paro gracias a las obras que supondrían la demolición del antiguo caserón y su sustitución por nuevas edificaciones así como, un vez perpetrado semejante atropello justificado por tan loable intento, con el de permitir a su benéfico promotor y patrón el disfrute de un nuevo local justo en esta zona del centro entonces tan revalorizada gracias a la proximidad de la reciente Gran Vía. En una estrategia hábil y rápida de hechos consumados, la operación pasó a vías de hechos y, por descontado, de derechos con el resultado visible que, pasados ocho años y en temporada casi estival, vemos recogido en el plano de la fotografía, por cierto algo diferente a lo que nos han transmitido referencias e incluso descripciones dedicadas a este teatro tan sui generis. De las peinetas decorativas que jalonaban toda la fachada expuesta a lo largo de calle Sierpe no aparecen restos visibles en la imagen ni, por supuesto, del envés de parte de su cara externa, muy cuidada y monumental en sus accesos, datos todos estos aportados por D. Salvador M. Arias Romero en su documentada monografía dedicada a las salas de cine de nuestra ciudad. Mucho más rudimentario y sin las dimensiones y calidad señoriales de la embocadura de su escenario, blasonada con las mismas armas que durante tantos siglos ostentó la fachada del palacio de los Córdova, la fotografía solo capta los elementos más usuales y corrientes en esta suerte de competiciones deportivas como son los combates de boxeo que no requieren tanto envoltorio ni tramoya teatral. A semejante fin el aire circense de este establecimiento descubierto se prestaba de la mejor manera y no está de más señalar esta circunstancia porque es precisamente en este capítulo de lo estrictamente deportivo donde estriba en gran medida el valor documental de la fotografía. Así como de espectáculos de masas más tradicionales sí que tenemos cumplida y extensísima noticia, como son los toros u otros actualmente casi extintos como las peleas de gallos, del boxeo a penas contamos en nuestra ciudad con testimonios gráficos que, de aparecer en tan tempranas fechas, suponen un documento verdaderamente valioso para ilustrar la historia de todo el deporte profesional practicado y desarrollado en nuestra ciudad. El hecho de contar, además, con el dato seguro de la fecha en que fue tomada la fotografía proporciona una felicísima ayuda para glosar de un modo breve pero seguro este raro episodio que ofrecemos inserto en nuestra colección fotográfica. En la casi preceptiva consulta a números de prensa publicados ese mismo día nos sorprendió vernos inmersos en un domingo de septiembre tan granadino como el del último mes del nuevo otoño que traía detalladas y fervorosas columnas consagradas a la procesión de la Virgen que iba a tener lugar esa misma tarde. Con ocasión de la coyuntura festiva abundaba la publicidad de cines y teatros en programaciones de muy diverso género desde espectáculos de zarzuela enmarcados en ventanas publicitarias de cierto tamaño y cuidado ribete hasta otros muchos redactados con estudiado disimulo en tipografía muy discreta y acompañados de una lacónica reseña de sus títulos y horas de programación, como era esperable, mucho más tardías de lo habitual. En el teatro Gran Capitán con anterioridad a lo que hoy día se llamaría la sesión pícara, iban a librarse en el cuadrilátero que vemos en la imagen dos primeros combates entre amateurs granadinos, sin más precisiones, como preliminar al plato fuerte de la velada, un enfrentamiento entre el campeón de España amateur de los welter, el púgil alicantino Juan Pastor Catalán, flamante deportista olímpico en la reciente edición de París de 1924, y un tal Ubeda, presentado como campeón del cinturón de Madrid. Hemos buscado alguna fotografía de los contendientes, especialmente del más conocido de ellos, pero no hemos dado con ninguna para identificar, en la medida de lo posible, si uno de los púgiles retratados correspondía a la de estos nombres. No obstante, en el mismo suelto anunciador del evento sí que aparece un nombre muy popular por entonces, el del campeón nacional de peso pluma, Ricardo Alís Ortiz, casi un ídolo nacional entre los aficionados a este deporte que pocos días después iba a pelear en nuestra ciudad sobre este mismo ring en lo que parecía una exhibición o gira nacional tras su sonada tournée por los estadios americanos. Pero, sin dejar esta misma jornada cuyos lances deportivos ha perpetuado este raro cristal, abrimos aún más esta curiosa ventana de la gaceta deportiva local con otras noticias sobre el mismo deporte igualmente previstas para ese mismo día en el contexto de lo que parece, como lo llamaba la prensa deportiva, un auténtico festival pugilístico. De uno de los tres combates organizados en un local desmontable llamado Teatro Circo, muy probablemente ubicado en el Humilladero, iba a proclamarse campeón de Granada en esta disciplina Eugenio y Luis Mirón cuya trayectoria, por otra parte, desconocemos. Sí que queremos citar otro nombre de ese mismo cartel, el del boxeador granadino Fernando González Jeromo, que en este último recinto iba a medirse con otro conocido campeón lusitano casi al mismo tiempo que se ventilaban estos rounds en el seno descubierto del teatro Gran Capitán. Suponemos que el avispado empresario de esta arena polivalente, el D. Ricardo Martín, alias el Merengue, había contraprogramado a esa hora sus tres combates para restar o repartirse la numerosa afición que podía concurrir entre los aficionados de nuestra ciudad a ambas peleas vespertinas de tanto tirón por entonces como bien revela la afluencia visible en la foto. Por pura casualidad, el mismo número de El Defensor, a pocos centímetros de estos deportistas nacionales y locales estampaba el nombre de una celebridad internacional de este mismo deporte, el francés Georges Carpentier, que acompañado de otros ases del celuloide, hoy míticos, Douglas Fairbanks y Harold LLoyd, en cuyos films había hecho algún cameo, realizaba una visita a Granada casi de incógnito y destapada, como sin querer, por el dueño de unos almacenes de la calle Reyes donde firmarían algunos autógrafos. El empresariado de nuestra ciudad, por lo que se ve, hilaba muy fino en la promoción y propaganda de sus negocios y comercios. 

DÍDIMO FERRER.





viernes, 17 de marzo de 2017

CRÓNICA DE LA RUTA SOBRE "CAROLUS" DE CAROLINA MOLINA

El día 11 de marzo a las 10.30h de la mañana, comenzamos la ruta por los escenarios granadinos de la novela histórica «Carolus» de Carolina Molina, recientemente publicada por Ediciones B. 


Carlos III, uno de los personajes centrales del libro, compite con Lorenzo de Elvira y Gil López, los dos granadinos de esta divertida historia. Gracias a ellos conseguimos elaborar un itinerario interesante y bastante desconocido ambientado en el s. XVIII, sus costumbres y curiosidades.

El siglo de las pelucas y de los cortejos, de los tontillos y el lunar de terciopelo, se apoderó de las calles de Granada. Desde la Plaza de Mariana Pineda comenzamos a recorrer un periodo muy desconocido de esta ciudad, el de la Ilustración, momento histórico en el que aún quedaban restos de viejos monumentos, como el castillo de Bibataubín y la puerta cercana de la que tomó su nombre. 

En la Rondilla de Granada, es decir, en los alrededores de la Plaza del Campillo, por donde aún pasaba el río Darro y se encontraba la Puerta de la Rambla, luego llamada del Rastro y finalmente Puerta Real, imaginamos cómo era la vida de los actores y actrices que representaban en el coliseo cercano. 

Antes de llegar a la Plaza de Bib Rambla ya conocíamos a Carlos III y a su esposa María Amalia íntimamente, con sus costumbres diarias y peculiaridades. El niño rubio que sostenía Isabel de Farnesio, su madre, en este cuadro se hizo hombre e impulsó la modernización de las ciudades dando alas a los mejores arquitectos del momento. Las calles se iluminaron, se sanearon, se embellecieron.


Carlos III fue proclamado rey en Granada un 20 de enero de 1760 y al llegar el momento de la tremolación de la bandera frente a la Casa de los Miradores en la Plaza de Bib-Rambla, con el consabido « ¡Silencio! ¡Silencio! ¡Oíd!» se convirtió también en rey granadino.

Para este rey madrileño pero forjado en experiencia italiana no le era desconocido el carácter andaluz. Que se sepa vivió unos meses en la propia Alhambra junto a sus padres buscando la serenidad de espíritu que le faltaba al gran Felipe V, su progenitor. Tal vez por eso amparó con gran entusiasmo el catálogo de las Antigüedades Árabes de España en donde ilustraron las bellezas arquitectónicas de la Alhambra.

Bajo su reinado tuvo también lugar uno de los hechos más vergonzosos de la arqueología española: las falsificaciones de los hallazgos romanos en el Albayzin. En la ruta se recordó a Juan de Flores y el juicio que terminó en Plaza Nueva con la destrucción de todo lo hallado, pues duda había de diferenciar lo real de lo falsificado.

Por el bosque de la Alhambra, Carolina Molina, fue alternando curiosidades con costumbres del s. XVIII, llegando ya al Carmen de los Mártires en donde era obligada una foto de grupo junto a Carlos III, es decir, Carolus.




domingo, 5 de marzo de 2017

PRESENTACIÓN DE "CAROLUS" Y RUTA HISTÓRICO LITERARIA


CAROLINA MOLINA, NUESTRA QUERIDA CODIRECTORA Y VICEPRESIDENTA DE NOVELHIS, PRESENTARÁ EL PRÓXIMO JUEVES, 9 DE MARZO, A LAS 19:30, EN EL CUARTO REAL DE SANTO DOMINGO SU NUEVA NOVELA: "CAROLUS". 
EL SÁBADO 11 DE MARZO GUIARÁ UNA RUTA POR LOS ESCENARIOS GRANADINOS DE "CAROLUS". 
¡ESTÁIS TODOS INVITADOS!

NOVELHIS.






JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA DE GRANADA

JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA DE GRANADA

JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA DE GRANADA

JORNADAS DE NOVELA HISTÓRICA DE GRANADA