Pocas veces tiene uno la ocasión de encontrarse con personas de la talla de Nerea Riesco, no ya en lo profesional –que también–, sino en la presencia personal: un derroche de sonrisas y cariño que nos acompañaron desde los dos besos de rigor hasta el momento en que, más de tres horas después, nos despedimos.
La visita de Nerea Riesco a la Biblioteca Municipal de la Chana ha sido posible gracias al empeño de Inmaculada López, bibliotecaria del lugar, y estuvo animada por la presencia de María Ángeles Jiménez Vela, antigua Jefa del Servicio de Bibliotecas Municipales, ambas unidas a Nerea por una estrecha amistad. Su presencia, junto con la de las más de sesenta personas presentes en el salón de actos, hizo de la tarde del pasado miércoles un momento realmente emotivo tanto para la autora, visiblemente conmovida por las atenciones que recibía, como para los que compartimos aquellas horas con ella.
Como las dos ilusionadas representantes de Jornadas de Novela Histórica que somos, nos personamos en la Biblioteca de la Chana media hora antes de que diera comienzo el acto. Nerea llegó puntual y si presentación arrancó algo tarde, fue porque la escritora, emocionada, no paraba de dar abrazos a diestro y siniestro.
Dio comienzo el acto con una mesa en la que, junto a Nerea, se sentaban también el escritor Jesús Lens, la mencionada María Ángeles Jiménez, y la actual Jefa del Servicio de Bibliotecas, Eloísa Planells. A la izquierda de la mesa, servidora y su compañera de batallas. La guinda del pastel, la presencia del laudista José Luis Fernández Espinar, invitado al acto con la intención de brindar a Nerea y a todos los presentes la ilusión de disfrutar de la música de “su Yago”.
Las Puertas del Paraíso está protagonizada por este joven ciego de nombre Yago, alma sensible y sincera que, como pudimos comprobar, ha conquistado ya muchos corazones. La historia se desarrolla a lo largo de los últimos diez años de vida del Reino Nazarí de Granada, y tiene como uno de sus personajes clave al mismísimo Boabdil. En palabras de la propia autora, “se trataba de un personaje que iba a ser parte del marco histórico, al mismo nivel que los Reyes Católicos, pero cuanto más sabía de él más me conmovía, y al final, su historia cobró vida propia”.
Así pues, las vidas de Yago y Boabdil se entrecruzan en un juego de oposición, en el que cada uno siente vivir el destino fijado para el otro. Junto a ellos, figuras importantísimas como la de Nur, hermana del rey, en quién la autora construye la imagen de una mujer luchadora e inconformista con las circunstancias que le ha tocado vivir.
En definitiva, una lectura de esas que te atrapan y no te dejan soltar el libro. La sensibilidad con que Nerea Riesco construye a sus personajes y el ritmo que imprime a sus vivencias amenazan con dejar muchos brazos entumecidos y ojos exhaustos, tras horas de lectura ininterrumpida. Todos los que hemos acabado así alguna vez sabemos que merece la pena. Siempre.