Todos los escritores, al finalizar una novela, deseamos ser el centro de atención. Anhelamos las opiniones rápidas de los lectores y la reseña positiva de los críticos que impulsen nuestra obra a ser leída por todos. Pero esto no siempre sucede. ¿Alguien se ha preguntado qué siente el novelista al finalizar su obra? ¿Cómo definiría su trabajo una vez publicado?
Este cuestionario pretende transmitir la visión del escritor. Le preguntaremos sobre su novela y le daremos la oportunidad de promocionarla y hacerse autocrítica. En definitiva, será su manera de convencernos para que leamos su novela.
HOY NOS PRESENTA SU OBRA:
Isabel Barceló Chico
1) Este cuestionario lo leerán muchas personas, algunas no te conocerán. Preséntate a tus nuevos lectores.
Nací hace unos cuantos años en Sax, provincia de Alicante. Fui desde pequeña una devoradora de libros, apasionada de todas las historias. He publicado numerosos relatos cortos, artículos, e incluso tres libros de divulgación del Patrimonio Histórico y Cultural valenciano. Con el tiempo, sin embargo, mis intereses se han decantando en dos líneas convergentes: recuperar la memoria histórica de las mujeres y transmitir mi pasión por Roma. Esa combinación me permite aproximarme a todas las mujeres de la cultura occidental, tan impregnada de lo romano.
Desde 2006 tengo un blog literario llamado “Mujeres de Roma” donde vierto historias sobre ese tema y a través del cual he realizado – y sigo realizando – una experiencia literaria singular: la de incorporar a mis lectores como personajes de mis novelas. En 2009 vio la luz la novela “Dido reina de Cartago”. En la actualidad, tengo en preparación una serie sobre la fundación legendaria de Roma y estoy presentando mi última novela publicada.
2) ¿Cómo se llama tu nueva novela?
3) Dinos, lo más resumido que puedas, cuál es el tema central de tu novela, en qué tiempo se desarrolla y qué has querido transmitir con ella.
La pasión amorosa y el derecho a la libertad de elección en el amor pueden considerarse los temas principales de esta novela corta. En ella se narra el conflicto que surge entre el gran poeta Cayo Valerio Catulo y su musa Clodia (a quien llama Lesbia en sus poemas) cuando ésta última rechaza someterse a las pretensiones amorosas del poeta. La historia transcurre en Roma, Sirmión y otras ciudades romanas durante el verano del año 56 a.C.
El único retrato que nos ha llegado de Clodia – y que dura ya más de dos mil años – es el que realizó el propio Catulo a través de versos insultantes, rematado por Cicerón, enemigo acérrimo de la familia de Clodia. Con esta novela he dado voz a Clodia, una mujer adelantada a su tiempo, fuerte y con una firme voluntad de tomar sus propias decisiones. No es algo que la sociedad romana tolerara fácilmente ni tampoco la nuestra, pese a las apariencias. Se trata de una historia que se sigue repitiendo en nuestros días.
4) ¿Se ha publicado en papel o en digital? Dinos con qué editoriales y no dudes en poner su página web para que podamos conocerlas.
La ha publicado la editorial Evohé tanto en papel y como en diversos formatos digitales. Todos ellos se pueden adquirir en librerías o directamente de la editorial a través de Internet. También se comercializa en Amazon para Kindle. Su página web es: http://www.edicionesevohe.com/
5) Los autores nos encariñamos con nuestros personajes. Háblanos de ellos y dinos cuál es tu preferido.
Cierto que tomamos cariño a nuestros personajes pues convivimos intensamente con ellos en nuestra imaginación. En esta novela la mayoría son personajes históricos que dejan oír su propia voz, pues se combinan escenas y cartas de diferentes autores: Pompeya, exmujer de Julio César, íntima amiga de Clodia cuyas vicisitudes sigue desde su residencia veraniega en Baiae y nos devuelve el eco de los comentarios y murmuraciones que suscita el conflicto; Terencia, esposa de Cicerón, una de las lenguas más temidas de la época; la propia Clodia, matrona de la alta aristocracia acostumbrada a hacer su voluntad. Ésta última es la protagonista y uno de los personajes más elaborados. No es, en absoluto, una mujer sin tacha, pero defendió con empeño su derecho a decidir y esa actitud suscita el mayor respeto. También siento afecto por Catulo. Pese a que su conducta no es tolerable, podemos comprender que su pasión amorosa (anticipada también a su tiempo) le llevara a equivocarse gravemente.
6) Las ideas surgen como chispas, a veces nos vienen cuando menos nos lo esperamos. ¿De dónde partió la idea de escribir esta historia?
La poesía amorosa de Catulo me fascinó desde la primera vez que la leí, es muy actual, como si la hubiera escrito un contemporáneo nuestro. Su conflicto con Clodia fue un escándalo en su época y es frecuentemente citado por ensayistas e historiadores como un ejemplo de la manera de concebirse el amor en aquella sociedad que estaba cambiando rápidamente, con una república que se desmoronaba por la corrupción y una guerra civil en ciernes.
Desde el principio me pareció muy injusto que sólo conociéramos la versión de una de las partes en disputa y los lectores aceptaran a pies juntillas las palabras de Catulo y las de Cicerón sin cuestionárselas siquiera. Deseaba ardientemente hacer hablar a Clodia, poner de manifiesto sus razones y sus sentimientos, al margen de que su conducta recibiera en su tiempo mayor o menor aprobación. La idea de reivindicar a Clodia surgió en el momento en que tuve la primera noticia de ella.
7) La novela histórica es un trabajo muy arduo. ¿Cuánto tiempo te llevó documentarte y recopilar todos los datos suficientes para desarrollarla?
Dediqué mucho tiempo a investigar sobre mujeres romanas de la antigüedad y de otras épocas, incluso disfruté de una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores para trabajar sobre ese tema en Roma. Es amplio y complejo, pero me formé una idea bastante cabal de muchas de ellas. Con todo, para mí lo más importante no son los datos históricos específicos, que pueden ser más o menos abundantes o escasos y desde luego nunca son objetivos, sino recrear un clima, un ambiente y unas personalidades acordes con las noticias que tenemos de ellas. Esa es la parte del novelista.
8) ¿Qué fue lo más anecdótico que te encontraste en esta documentación?
En realidad todo era anécdota, porque Clodia fue retratada por el propio Catulo y por un discurso de Cicerón con increíbles inquina y frivolidad, sin ningún respeto por el honor o los sentimientos de la persona vituperada. Creo que es el relatar la historia desde sus protagonistas lo que le da dimensión humana, histórica y social. Al menos, hasta donde yo he sido capaz de lograr.
9) ¿Por qué crees que esta novela merece ser leída?
Es una novela rápida y ágil, muy dinámica, con una protagonista que no se deja avasallar ni adopta una actitud victimista. Al contrario, Clodia es activa en la defensa de su libertad y también sabe responder con dureza. De algún modo se le hace justicia después de tantos siglos de sufrir la mala fama impuesta por sus enemigos sentimentales y políticos. Clodia es un ejemplo de resistencia a las extorsiones que ejercen unos seres humanos sobre otros cuando se ven contrariados o no consiguen que el otro no se someta a su voluntad. Esto es dolorosamente frecuente en el caso de las mujeres.
10) Déjanos abrir boca. ¿Nos permites leer un trocito de ella?
“Bovillae. De Hortensia a Claudia Tertia en Roma. Salud.
Con esta carta, que te habrá sido entregada por mi secretario, te acompaño todo cuanto he podido recopilar para cumplir el encargo que me hiciste, querida Claudia.
Muchas veces he pensado en aquellas tardes apacibles que pasamos juntas charlando y viendo deslizarse ante nosotras el agua del Tíber. Recuerdo con cuánto afecto me mostraste la estancia que solía ocupar tu abuela y aquel famoso comedor de verano construido justo el mismo año en que todo se torció. ¡Cuántos recuerdos!
En aquellas conversaciones nos descubrimos la una a la otra y nos asombramos gratamente al constatar las muchas afinidades que nos unen pese a la diferencia de edad. Ambas nos dolíamos de la vulnerabilidad de las mujeres frente a las malas lenguas. La maledicencia – me decías – causa daño a todo el mundo, pero más a nosotras, porque tenemos menos crédito y disponemos de pocos recursos para afrontarla. Un hombre acusado de cobardía tiene mil oportunidades de demostrar lo contrario, aunque sea a costa de perder la vida. La mujer acusada de impudicia no puede arrancarse esa mancha en la vida ni en la muerte, aunque se convierta en un dechado de virtud. En estos asuntos, como en tantos otros, estamos en desventaja.
Fue entonces cuando se te ocurrió la idea de reconstruir una parte de la vida de tu abuela Clodia recurriendo a personas que la hubieran conocido. Me miraste de una manera muy especial e invocaste la amistad y el afecto que siempre sentí por tu madre para pedirme que me ocupase de ello. Me dijiste: tienes tiempo, paciencia y buenas relaciones. Y yo acepté el encargo de buen grado. En aquel momento dirigir mi atención hacia el pretérito me aliviaba de los muchos pesares del presente.”