1.- Preséntate
tú mismo a tus lectores.
Me defino como un escritor de novela histórica, aunque también me atrae
el cuento histórico, que me parece un género apasionante y especialísimo y del
que ya he escrito dos: “La lámpara de plata” y “El cadí de la seda”, ambos
publicados. Quizá, como característica personal, deba subrayar mi empeño en la
minuciosidad en el proceso de documentación, si bien al lector le llegará sólo
un diez por ciento. Soy un convencido de que la erudición en la novela resta
amenidad; sin embargo, el lector detecta, con sólo ese diez por ciento, que
sabes de lo que hablas.
2.- ¿Cuándo
escribiste tu primera historia?
Fue en 2005, con mi primera novela: “Azafrán”, que me ha dado muchas Satisfacciones.
3.- ¿Cómo
recuerdas los comienzos de tu profesión de escritor?
Los recuerdo como el hallazgo de un nuevo placer. Vivía -y sigo viviendo-
cada historia que narro.
4.- ¿Has
podido, en algún momento de tu vida, vivir de la escritura?
Aunque en estos tiempos, con la crisis, que a lo primero que afecta es a
la cultura, poco se pueda vivir de la literatura, no me quejo demasiado porque
mis novelas se siguen vendiendo.
5.- ¿Cuál es el
primer libro que recuerdas haber leído?
Pues un libro muy particular, “De la Tierra a la Luna”, de Julio Verne.
6.- La
inspiración siempre es esquiva, o no. ¿Tienes algún método o rutina para que no
falte a la hora de escribir?
No creo que haya ningún método más que el esfuerzo de la imaginación. A
las musas hay que abrirles camino. Como decía Picasso, “Cuando llegue la inspiración,
que me encuentre trabajando.”
7.- Reseña, sin
humildad, tus libros mejor escritos.
Eso resulta imposible. Cada libro es un hijo, con sus peculiaridades y
ninguno puede ser favorito porque no se les puede comparar. Sólo puedo decir
que “Azafrán” es un viaje (interior y exterior) por el al-Ándalus del siglo
XIII, en el que Mukhtar, su protagonista, conoce a un místico musulmán, otro
judío y por último a uno cristiano. También alcanzará el amor correspondido de
una bellísima mujer, pero... “La escalera del agua”, en cambio, se centra en la
expulsión de los moriscos y en sus desgraciadas consecuencias. Entre sus
páginas encontraremos la hermosura de una ciudad monumental: Toledo, y
conoceremos casi cada rincón del monasterio de San Juan de los Reyes, que
contiene el claustro más bello y seductor de España. Finalmente, se nos
revelará el secreto de la arquitectura de la Alhambra.
En “La reina
de las dos lunas”, mi última novela, se narra un suceso real que se produjo en
1520: una joven sultana de Fez, enamorada de la libertad y de un esclavo cristiano,
huyó con éste y consiguieron llegar a tierra española, pese a la implacable
persecución de que fueron objeto por la guardia del sultán. Carlos V la acogió
en su reino y la bautizó con el nombre de doña Juana de Carlos. Ambos, ya
casados, se quedaron a vivir en Mijas. Para que esto aconteciera tuvieron que
superar innumerables peripecias. Su vida fue una auténtica aventura, una
novela.
8.- ¿A qué
personaje de tus novelas te gustaría dar vida?
Todos los personajes de mis novelas están vivos, lo que ocurre es que
duermen, hechizados por el aroma de la tinta y del papel, hasta que son
despertados por el lector. Entonces cobran vida y se introducen en su
imaginación y en su mente. Cuando se finaliza la lectura, vuelven a acomodarse
a la espera de un nuevo ser que airee sus páginas.
9.- ¿Crees que
el negocio editorial va por buen camino?
Creo que la sociedad no va por buen camino y eso establece una cadena en
la que el negocio editorial se ve incluido. La frivolidad es amiga del mal
gusto, de la comodidad de lo facilón y del “todo vale”, y así tienen el mayor
de los éxitos novelas absolutamente execrables, pero rodeadas de una gran
publicidad. Hoy, cualquier personajillo indigno considera que debe contarnos su
historia, contrata a alguien capaz de juntar letras y relata sus miserias, en
la seguridad de que la morbosidad de la gente hará el resto.
10.- ¿Cómo
compatibilizas tu vocación con tu vida particular?
Por suerte, no tengo ese problema, porque me dedico enteramente a
escribir.
11.- ¿Cuál es
tu peor manía a la hora de escribir?
Soy un maniático de las plumas estilográficas. Nunca escribo directamente
en el ordenador. Antes he emborronado el papel, he escrito en los márgenes las
ideas o palabras que se me ocurren y he tachado otras, de tal manera que, a
veces, tengo que pasar el texto al ordenador ante el peligro de que yo mismo
deje de entender lo escrito.
12.- Indícanos
un autor predilecto anterior al s.XX que te haya convencido como lector y como
escritor.
En general, los clásicos españoles (me divierte enormemente la picaresca)
y en particular, Cervantes.
13.- ¿Ebook o
en papel?
El placer, la calidez, el lujo, están en el papel. El libro electrónico
representa la frialdad de lo funcional.
14.- ¿Qué
relación te une con Granada?
Soy malagueño, de modo que soy hijo del reino de Granada. Quizás en mis
genes haya quedado la atracción por el espíritu de convivencia, por saber
vivir, por la cultura, por todo eso que ha quedado inscrito en los muros de la
Alhambra.
15.- ¿Qué te
traes, actualmente, entre manos?
Ahora estoy con una novela que comienza en Vélez-Málaga y acaba en Úbeda,
esa maravillosa joya del Renacimiento.
16.- Recomienda
un libro para este verano.
Como me parece de mala educación sugerir los propios, recomiendo
“Bomarzo” de Manuel Mujica Laínez, que nos ayudará a diferenciar una magnífica
novela histórica de una chapuza.
17.- ¿Qué es
para ti la novela histórica?
En principio, podríamos decir que toda novela es histórica en cuanto
describe el momento social en el que transcurre; pero, en realidad, debemos
referirnos a aquellas cuyo propósito es contarnos un episodio de la historia,
un personaje más o menos relevante o el ambiente, el escenario de un instante
de ella. Claro que, si nos limitamos a la historia, podemos convertir la
narración en un tratado y entonces no estaríamos cumpliendo con el objetivo de
la novela, cuya causa principal es el placer estético. Luego el aprieto es
doble... o triple. Al problema de componer un texto literario, que ya es
bastante, hay que sumarle el de la veracidad de los hechos y, por último,
deberemos conjugar la fidelidad histórica con la ficción y servirnos de ésta
dotándola de verosimilitud. Así conseguiremos que, de la misma forma que los
flotadores hacen emerger una embarcación hundida, la ficción se entrelace con
la historia para que ésta se manifieste, pero sin que el lector las confunda.
18.- ¿Qué te
has dejado en el tintero?
Pues una novela de humor, aún no escrita, pero que me ronda en la cabeza
desde hace algunos años.
19.- ¿Existe algún libro que no te hayas atrevido a
leer? ¿Puedes decirnos cuál y por qué?
Me he atrevido con todos, pero en ciertos momentos he pagado cara mi
osadía, porque me he arrepentido de perder el tiempo con algunos que, por su
pésima calidad, son un ejemplo de cómo no hay que escribir. No voy a decir
cuáles por un respeto (dudoso, desde luego) con los autores. A partir de esos
casos me obligué a abandonar aquellos que en las primeras diez páginas no
revelaran una mínima calidad.
20.- ¿A qué
escritor te gustaría que enviáramos este cuestionario?
Esa elección os la dejo a vosotros.