CUESTIÓN DE ESCRIBIR NOVELA HISTÓRICA: HOY CONTESTA… SEBASTIÁN ROA
1.-Preséntate tú mismo a tus
lectores.
Pues soy una especie de nómada
que, por razones laborales, ha recorrido España con su familia a cuestas. Me
encanta mi país y su historia, y soy un poco dado a dejarme llevar por la
imaginación. De ahí que me guste leer y de ahí también que haya descubierto en
la escritura una forma de potenciar la vida. Eso significa que escribo por
placer y que mi primer destinatario soy yo mismo. También significa que intento
llevar al límite la experiencia de escribir. En todos los sentidos.
2.-¿Cuándo escribiste tu
primera historia?
Era un crío, no recuerdo la edad.
Un relato sobre un gorrión que vive feliz en invierno pero en primavera, cuando
llegan los vencejos, tiene que competir con ellos por la comida. Una pena haberlo
perdido. Aún escribí alguno más de inocencia semejante. Aventuras y
reencarnaciones en el antiguo Egipto y cosas así. Lo siguiente fue unos veinte
años después: un relato titulado El
fregadero que cabalga entre lo policíaco y el terror. Anda por ahí, en esas
redes de Dios. A partir de ese, no pude parar.
3.-¿Cómo recuerdas los
comienzos de tu profesión de escritor?
Me temo que aún no he
llegado a ser escritor, y mucho menos a hacer de ello mi profesión. Mi concepto
de «escritor» es muy restrictivo y no incluye a la inmensa mayoría de quienes
se consideran escritores. De momento me conformo con ser autor de mis obras y
con cobrar mis derechos por ello. En cuanto a la profesionalidad, soy un
profesional, pero de otro campo. De hecho, en torno a la escritura viven unos
cuantos profesionales (editores, agentes, distribuidores, libreros…) y unos
pocos, poquísimos autores, a algunos de los cuales podría considerar escritores
profesionales. Quién pudiera llegar a ser uno de estos últimos. Volviendo al tema:
recuerdo mis comienzos como una afición muy grata e ilusionante: prácticamente
lo que sigue siendo.
4.-¿Has podido, en algún
momento de tu vida, vivir de la escritura?
Ni por asomo. Tengo muy claro que
se trata de poco menos que un sueño. Si algún día me planteo en serio ganar los
garbanzos de esto, procuraré hacerme distribuidor o montar una librería. Por lo
demás, los beneficios que saca un autor son mínimos, incluso patéticos, sobre
todo comparados con los de otros intermediarios y arrimados al negocio
editorial. Y a eso hay que restar el porcentaje del agente, el mordisco de
Hacienda y los gastos inherentes al proceso de escritura y a la promoción.
Total: lo comido por lo servido o, más bien, a palmar pasta.
5.-¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?
De muy jovencito empecé a leer
las novelas de bolsillo de Bruguera, esas que escribían autores españoles con
cantosos pseudónimos anglosajones, y que se cambiaban en el quiosco a cinco o
seis pesetas. Terror y Ciencia Ficción sobre todo. Era lo que había en mi casa.
Mi primera gran lectura llegó en clase de literatura en B. U. P., fíjate tú. El camino, de Miguel Delibes. Sensacional.
6.-La inspiración siempre es
esquiva, o no. ¿Tienes algún método o rutina para que no falte a la hora
de escribir?
No tengo muy claro qué es la
inspiración. Yo preparo mis obras de forma bastante prosaica, nada de mirar al
vacío durante horas a la espera de que me visite una musa. Trabajo mucho en el
planteamiento de la trama, casi como si fuera algo matemático, y también
invierto un montón de horas en preparar los personajes y su evolución de forma
previa a la escritura propiamente dicha. Es una labor paralela a la
documentación, algo así como invertir medio día en proteger techo, suelo,
puertas y ventanas con cinta de carrocero para luego, con cuatro brochazos,
pintar las paredes sin temor. Cuando me pongo a escribir, tengo todas las
herramientas a punto y toca disfrutar. No sé qué es eso de la página en blanco.
7.- Reseña, sin
humildad, tus libros mejor escritos.
Mi libro mejor escrito siempre
será el último. O eso espero. En este caso se trata de La loba de al-Ándalus. Una obra compleja, con protagonismo
compartido y un trama muy, muy trabajada. Con un tema clave de nuestro pasado
y, sin embargo, de plena actualidad. En esta novela rescato del olvido al rey
Lobo, un personaje lleno de matices e injustamente relegado por las crónicas, y
la invasión almohade, para mí el episodio más épico de la edad media española. Me
deleito en las escenas de intriga, de erotismo y, cómo no, de acción. Creo que
es una obra idónea para que el lector disfrute, se emocione y reflexione sobre
nuestros orígenes.
8.-¿A
qué personaje de tus novelas te gustaría dar vida?
Pues a veces me gustaría ser tan
valiente como el Blasco de Exea de Venganza
de sangre, pero creo que me adaptaría mejor a la buena vida del Abú Amir de
La loba de al-Ándalus. Tengo claro
que no me gustaría ser el Diego de Marcilla de El caballero del alba. La edad media era una época muy dura para
según qué personajes.
9.-¿Crees
que el negocio editorial va por buen camino?
Difícil decirlo. Creo que está
amenazado por la oleada masiva de publicaciones y el correspondiente bajón en
la calidad, así como por la revolución digital y la piratería salvaje. Pero
pienso que se adaptará, buscará la financiación donde haga falta (solo hay que
ver cómo las grandes editoriales publican a famosetes y lo mucho que estos
venden, así como las campañas de diseño de best-sellers) y los mecanismos del
mercado acabarán con la hipertrofia en la publicación. Una especie de selección
natural que permitirá que los buenos autores, los autores rentables y los
autores buenos y rentables sigan adelante, y los demás sean arrastrados por la
marea del descontrol. Lo que más miedo me da es la piratería, desde luego.
Cuando a un cantante lo piratean, siempre le quedan los espectáculos en
directo. Un novelista lo tiene más crudo. También me atemoriza la crisis de
valores y la involución de nuestra sociedad. Autor y lector son las únicas piezas
imprescindibles de todo este sarao. Si uno de los dos falla…
10.-¿Cómo
compatibilizas tu vocación con tu vida particular?
No muy bien.
Aunque he llegado a renunciar a parte de mi sueldo para disponer de más tiempo
para escribir, siempre hay otros asuntos que requieren mi atención. Durante
años me he tenido que conformar con escribir los fines de semana —y no todos—,
o aprovechar las vacaciones para impulsar mis novelas. Desde luego, lo de
escribir a diario no deja de ser una utopía.
11.-¿Cuál
es tu peor manía a la hora de escribir?
Sin duda, la fuerza que adquiere
la costumbre. Me da igual el momento, pero necesito escribir en mi sitio, con
mi material de apoyo, con mi procesador de textos. He probado a hacerlo en otro
ambiente o con otros medios y no es lo mismo. Soy esclavo de mi liturgia.
12.-Indícanos
un autor predilecto anterior al s.XX que te haya convencido como
lector y como escritor.
Siempre Homero —o quien quiera
que sea el o los tipos que crearon bajo esa identidad—. Es casi imposible no
descubrir, en cualquier novela de cualquier época y de cualquier autor, una
referencia, siquiera inconsciente, a lo que Homero, sus historias o sus
personajes representan. Una vez incluso me permití hacerle un homenaje en el
principio de una de mis novelas, Venganza
de Sangre.
13.-¿Ebook
o en papel?
Papel, por supuesto. Encuentro
muy práctico el ebook para ciertos aspectos relacionados con la documentación,
pero me gusta ver las novelas alineadas en mis estanterías, disfrutar de las
buenas portadas, fardar de las dedicatorias de sus autores, moverme a lo largo
de la obra para consultar un mapa o un glosario sin perder comba… Y luego está
el tacto, claro, y todo el resto de detalles emocionales. Por no hablar de que
el ebook, no malo en sí mismo, ha abierto campo a la piratería en cantidades
industriales.
14.-¿Qué
relación te une con Granada?
Hay cosas que te hacen sentirte
orgulloso de ser español. Nuestras lenguas, nuestra historia, nuestra
gastronomía…, nuestras ciudades. Hay ciudades españolas que te suben la
autoestima con solo callejearlas u oír hablar de ellas a cualquier turista.
Salamanca, Santiago, Toledo, Ávila, Oviedo, Gerona… ¿Qué decir de Granada?
Granada es la decana. Una inmejorable representante de todo lo que fuimos y de
lo que somos.
15.-¿Qué
te traes, actualmente, entre manos?
Estoy con la revisión de última
ensalada medieval y, al mismo tiempo, empiezo a documentarme para la siguiente.
Entre los siglos XII y XIII concretamente. Y hasta aquí puedo escribir, je, je.
16.-Recomienda
un libro para este verano.
El final del ave fénix, de Marta Querol. Lo leí no hace mucho y me
gustó, tanto por contenido como por el estilo de la autora. Podemos considerarlo
en cierto modo como novela histórica aunque, como pasa con todo buen libro, el
concepto no resulta excluyente.
17.-¿Qué
es para ti la novela histórica?
Como término, una mera convención
de carácter más editorial que literario. Me gusta novelar y leer novelas y,
causalmente, encuentro contextos atractivos en tiempos pretéritos. Cada vez me
atengo menos a definiciones y a límites. Como mucho acepto que se trata de
novelas ambientadas en un pasado reconocible y que respetan en lo esencial la
verdad histórica, pero sobre todo son eso: novelas.
18.-¿Qué
te has dejado en el tintero?
Una novela criminal que hace
tiempo empecé y que nunca abandono del todo, pero en la que tampoco avanzo.
Siento que debería adentrarme en el género, pero no consigo vencer el rechazo
—algo irracional— que me causa.
19.-¿Existe
algún libro que no te hayas atrevido a leer? ¿Puedes decirnos cuál y por qué?
Me atrevo con
cualquiera. Cosa distinta es que tenga el valor de acabarlo, claro. Algunos los
he tenido que arrojar al rincón para dejar de perder el tiempo. Pero no te diré
cuáles. Sus autores podrían leer esto y hacerme vudú.
20.-¿A qué escritor te
gustaría que enviáramos este cuestionario?
A Santiago
Posteguillo. Siempre se aprende algo de ese hombre, te lo aseguro.
Página web: http://www.sebastianroa.es